viernes, 18 de enero de 2019

Viviendo en Filipinas... 6 años después

No estaba muerta ni estaba de parranda. La vida me ha ocupado en otras cosas pero siempre me han quedado las ganas de volver a escribir sobre mi vida en Filipinas.

Lo que siento cada vez con más convicción es que lo que más me gusta de Filipinas es la gente. Parece que me contradigo, pero en general la gente es muy amable y paciente. Me ha hecho un poquitín más paciente cuando tengo que esperar, cuando el tráfico es terrible y cuando estoy en el banco.

Al clima sigo sin acostumbrarme, nací en una ciudad con montañas, en la que puedo usar botas, medias y abrigos. Aquí hace mucho calor y ahora siento frío cuando son sólo 24 grados.

Mis hijos siguen viajando muchas horas al día por ir a la escuela, me digo para convencerme, que tienen una educación privilegiada.... no sé si vale la pena el viaje, pero es la mejor alternativa para mi familia por el momento.

Este país cambia rapidamente en ciertos aspectos, y en otros parece retroceder. Me impresiona la capacidad de construir tantos centros comerciales uno tras de otro, megatiendas que siempre estan con gente. La gente va a comprar sí, pero también creo que van en busca de el aire acondicionado.

Mido el costo de la vida con el precio de la mantequilla, jajajjaja. Los lácteos en general son muy costosos y son importados. Los precios suben rápidamente y la moneda se ha devaluado. Cuando llegue, el cambio del Peso Filipino al dólar era de alrededor 41 pesos por dólar, actualmente está alrededor de 53, pese a esto los servicios no han cambiado de precio en su mayoría me imagino que nos salarios mínimamente. Los productos sí, todo es más caro.

Pese a que he tenido una buena vida en este país, siento que ya estoy lista para ir a otra aventura. Mis amigas más cercanas se han ido, siento la distancia con mi familia. Filipinas está muy lejos.






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